viernes, 22 de septiembre de 2023

Al hombre que habitó esta casa

Conozco tu nombre.

También conozco tu rostro,

rostro fuerte de hilos despeinados,

nariz de buitre,

nombre de santo.


Conozco tu nombre

porque habitaste lugares comunes.

Has cenado en mi sofá,

dormido en mi cama,

besado al cuerpo

al que acostumbro a besar.


Tengo una colección de fotos tuyas

guardadas en el armario del salón.

No te voy a mentir,

llevo deseando que desaparezcan

desde el primer día

que supe de su existencia.

Una colección de fotos tuyas

de la que sólo he hablado dos veces.

Procuro no tentar al recuerdo,

pues tengo cierto respeto al pasado.


Te he defendido.

En varias ocasiones. He querido

creer que si habitaste el mismo lugar

compartido los mismos tenedores,

los mismos vasos,

los mismos mantelitos,

ahora compartimos un poco del otro.

Somos personas diferentes 

que en algo tendrán que parecerse

porque habitamos el mismo espacio,

nos sentamos en los mismos lugares,

encendemos las mismas luces

y bajamos las mismas persianas.


También te he atacado.

A veces injustificadamente.

He levantado el dedo contra tí, 

sin ningún remordimiento te he acusado

de conjura y malversación,

de triquiñuela y cobardía.

Siento mucho que esto funcione así,

pero intento alejarme de tus pasos,

culparlos, señalarlos,

porque precisamente te han llevado

lejos de este lugar. De este piso 

de cincuenta metros cuadrados

que tú ya habitaste

en una parte de Carabanchel.

De esta terraza en la que tú también fumabas,

también te reías.

No sé si estarías también,

enamorado como yo,

o más bien planeando una huida

acompasada.


A veces me gustaría hablar contigo.


¿Por qué te marchaste?

¿No te gustaba mi terraza?

¿No estabas agusto?¿Encontraste tu espacio?

¿Estás bien?


Luego recuerdo que no te conozco,

¡ni te quiero conocer!


Nombre de santo,

nariz de buitre,

rostro de hilos despeinados.

Conozco tu rostro.


Si tú estuvieras aquí, probablemente,

no estaría yo. No te creas que me olvido

de lo que ocurrió.

¿Tú tampoco querías?

¿A ti también te parece un poco egoísta?

¿Te dejaba estar triste?

¿Se enfadaba contigo por estarlo?


Cuánto quisiera preguntarte.

Si siguieras aquí podríamos beber

toda la noche y rodar

por el verde.


Estás invitado.

Podrías llevarte las fotos.

Y no te olvides de la vajilla.


Gracias

(aunque no lo parezca).


sábado, 15 de julio de 2023

Más de 3000km

Es en días como hoy en los que pienso

que es distinta la medida de tus pasos.

No lo entiendo y me pregunto si es verdad

que es igual para los dos 3000 kilómetros.


No es igual quedarse que hacer maletas,

que prestar atención al tiempo de otras ciudades.

Es distinto esperar el regreso que querer regresar,

Siempre que el que se va no pregunte en voz alta

si de verdad quiere regresar.

Entonces es más distinto todavía.


No es igual llenar un auditorio ajeno con tu voz

que regar las plantas que los dos olemos.

Es distinto cuando también recoges

los bártulos depositados por las prisas

del que llegó rápido y se tuvo que marchar

más rápido todavía.


Es distinto cuidar la casa que deshacerla.

Ayuda a sentirla como ajena:

un lugar de paso en el que solo

esperas un nuevo acontecimiento.


Es cansado el oficio del que espera,

escuchar las historias de fuera porque aquí

todo sigue como siempre.


Hoy he fregado los cacharros que te tocaban,

me he enfadado al ver tus zapatillas por medio.

Casi no respondo al recoger tu colada a medio hacer.


No es lo mismo marcharse que quedarse,

querer a desearlo.

Ni siquiera es lo mismo estar, 

a más de 3000 km,

en la terraza de un piso en Carabanchel

que en un hotel de paso.


viernes, 10 de marzo de 2023

Mañana será otro día

De sobra sabes
que abrazo tu cuerpo
con la pasión y la ternura
del amor.

Que no entiendo
un beso sin tu agarrón
en el culo o el cuello
y añoro el olor de tu boca.

Necesito poner en palabras
lo que sienten los amantes:
el caprichoso paso del tiempo,
o las prisas al salir del colegio.

Estaría dispuesto
a poner en duda todas y cada una
de las teorías de la conspiración
con tal de seguir 
notando tu respiración y tu brazo 
en mi espalda justo 
en este momento
en el que escribo.

Negar la oficialidad de los hechos,
acusar al desdén de la caída
de las torres gemelas,
de la construcción de las pirámides.
¿Seguro que vendió su alma
Robert Johnson en un 
cruce de caminos?

Pero a veces,
mi amor,
noto la desidia en mi mirada.
La cuál estoy seguro que observas
meticulosamente
como un relojero
los engranajes 
de un mecanismo
maravilloso.

Y es entonces cuando no sé
cómo esconder mi miedo.
Cómo poner palabras
a lo que siento
o ya no.

Los bárbaros nunca
se preguntaron acerca
del deseo.

Siento una punzada
si me niego el amor.
Recuerdo nuestros pasos
para sentir la firmeza del asfalto.
Escucho un rumor
que me resulta familiar,
pues siempre fue el ruido
de la carretera
mi sonido favorito.

Luego giro mi cuerpo
y noto tu tripa
enferma contra la mía.

Ven,
mi amor.

Mañana será otro día.



miércoles, 28 de diciembre de 2022

Yo no soy poeta

Hay veces que no sé

cómo agotar esta desmedida desmesura.

Intento calmar mi cuerpo y pensar.

¿En qué debería pensar?


He dejado de escribir:

disfruto más de tu presencia

que del clickeo del teclado

dando patadas a la poesía.


Yo no soy poeta.

No mido el acierto de las palabras,

ni encuentro inspiración

en la tristeza de una despedida.


Tampoco quiero coleccionar

un harén de poemas con olor a tabaco

hablando acerca del último día

que compartimos juntos.

                            (porque no quiero que dejemos de compartirlos)


No me atrae la idea de subir

a un escenario a proclamar al cielo

el fin del amor.


Ni siquiera ver un libro

con mi nombre

sobre la estantería.


No quiero ser poeta,

ni amar por encima de mis posibilidades,

sino de manera cotidiana

y sonreír al verte despertar.


El único motivo

por el que querría ser poeta

sería para escribir en la dedicatoria:

                            Para Ale


Y eso ya puedo escribírtelo en cualquier nota 

que dejaré escondida en un sitio estratégico

para que puedas hallar mi amor

cuando no estemos juntos

en cualquiera de nuestras dos casas.

lunes, 12 de diciembre de 2022

Día 7?

Es de noche y hace frío
las ventanas se cierran
y siento el calor 
en la punta de los pies.

Me he dejado
tantas cosas por preguntarte.
Si prefieres la ducha antes
o después de dormir.
Si maldices en alto
o en bajito.
Si te gusta más el mar
o la arena.

Yo también tengo miedo,
me esfuerzo en no mostrártelo.
Esta semana parece más tres meses,
como si un capricho del reloj
se tratase.

Releo el poema 
que dejaste en mi mesa.
Me tumbo,
sonrío:

Me siento genuinamente 
un hombre afortunado.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Día 4

Ahora que sé que me lees, vengo a contarte que la cama articula las virtudes del amor.

Pues no se ama igual en una cama grande que en una 90. Hay quien pone por encima la comodidad del espacio. Pero no es lo mismo encontrar la doblez de una sábana en lugar de tu cuerpo al estirar la pierna. Las camas pequeñas agudizan el ingenio del amor: "dónde coloco este brazo para quererte más y molestarte menos", o "qué cerca estás voy a aprovechar para besarte y decirte que te quiero". No creo en las camas grandes para quererse, al igual que tampoco creo a quien vende como buena decisión el dormir en camas separadas. Las camas pequeñas provocan conversaciones a las cinco de la mañana y propician la cercanía de los cuerpos.

Las camas también fomentan la cotidianidad. Quiero verte desde mi cama. Quiero ver como caminas durante los primeros minutos del día, ver cuál es tu gesto más primitivo cuando ni siquiera has aterrizado en tu cuerpo sin que tengas la certeza de que te miro. Las camas son una rendija desde la que observar con mirada cómplice, pues también es hermoso mirar hacia la cama y verte observando el mundo desde un lugar más cómodo. La cama es emisor y receptor, pero también mensaje.

Por ello es importante mantener el buen estado de la cama. Tender las sábanas, hacer crujir el somier, crear cotidianidad en el colchón. Quiero que desees el llegar a la cama, pues eso significa que terminamos el día y los quehaceres de la rutina y mutamos a nuestra forma más primitiva, donde sustituimos las palabras por gemidos; las explicaciones por gruñidos y las preguntas por miradas. Es vital el buen estado de la misma, pues la cama también debe ser refugio ante enfermedad o catástrofe. Nadie prefiere llorar en el pasillo en lugar de en la cama. Y si lo hace, es porque no es una buena cama.

Has pasado dos días en mi cama y deseo que vuelvas cuanto antes. No creo en el amor sin cama. Todo aquel que ame, debería tener (al menos) una. Y a mí me gustaría que estuvieses en la mía.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Día 3

Tengo tanto miedo.

Me veo la cara de susto

reflejada en los cristales

de la marquesina.


Creo que ya estoy perdido,

quiero decir:

ya me estoy preguntando cuál

es tu color favorito de claveles.


martes, 6 de diciembre de 2022

Día 2

Estoy mucho más tranquilo.

También mucho más triste.

Los perros menean su cola mojada

vagabundeando al son de la calle.


Me miran poniendo esa cara

inclinándose bajo la lluvia.

Esa cara que ponen de tristeza

cuando te suplican un bocado.


lunes, 5 de diciembre de 2022

Día 1: Te deseo

"Cuantas luces dejaste encendidas
ya no sé como voy a apagarlas"


José Alfredo Jiménez Sandoval

¿Estarás pensando en mí?
O, por el contrario: ¿abrazarás otro cuerpo?
¿Es contradictorio
que puedan suceder las dos cosas?

Siento una fiebre juvenil
casi enfermiza,
entre el deseo y el hambre,
por tu boca y tu ombligo.

¿Estarás tocándote?
O, por el contrario, ¿estarás fumando en tu balcón?
                                            (recordando cómo sabe mi boca)
¿Es incompatible
que estés haciendo las dos cosas?

Tengo tantas preguntas,
dos semanas que no necesito,
un egoísmo por hablarte
y arrancarte la ropa.

Te deseo;
Te deseo:
Te deseo.

Ven, necesito tocarte:
¿Quién si no
va a meterte después
los dedos en la boca?

Ven, necesito escucharte:
¿Quién si no 
va a ser un egoísta
llevándote las manos al cuello?

Se han quedado
tantas cosas abiertas
que confundo
el deseo con la frustración.

Es el primer día
y ya no estás aquí.
Ojalá me estés pensando
como yo te pienso.
                    (porque no podría soportar que ignorases esto)

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Tierra mojada

Si algún día me perdí,

fue más por intentar encontrame

que por perdido.


No debí cruzar caminos,

ni sembrar flores en un campo

prohibido por las palabras.


Vale más un pan horneado

que cualquiera de las historias

que aún tengo por contar,

pues no son gloriosas ni vengativas,

sino tiernas y esperanzadoras

como la miga que se deshace

entre los dedos de una abuela.


El lobo siempre es malo

si sólo escuchamos

la historia de las ovejas.


El tiempo nunca pasa

si ningún quehacer

ocupa las horas.


Ya no puedo comprender

la magnitud del árbol 

ni teñir de rojo

alabanzas y riñas olvidadas,

sino intentar creer de nuevo

como si fuera un hombre

rezándole al sol.


Mirad como ríen los niños,

a las madres tejer la hermosura.

Al padre que besa y se acuesta,

al tendero subir la persiana.


Todos son motivos suficientes

para creer de nuevo.

Aún tenemos tiempo

y suficiente tierra mojada.